La diferencia entre pulir, diamantar y cristalizar un suelo consiste, por una parte, en el tipo de abrasivo que utilicemos y por otra parte, en el tipo de acabado que queramos dar a la superficie. De esta forma podemos diferenciar estos tres procesos de la siguiente manera:

 

  1. Pulido de suelos:

    dependiendo del resultado que se quiera conseguir, utilizaremos uno u otro material como abrasivo. Por ejemplo, es común el uso de carburo de silicio o cemento de diferente granulación y que suelen ir disminuyendo gradualmente en la medida que se va consiguiendo la suavidad deseada o diamantes para suelos más duros, como puede ser el granito o mármol. El procedimiento se efectuará de la siguiente manera:

    • Desembastado o nivelado de la superficie.
    • Repetición del proceso para quitar las rayas y pequeños desperfectos de la primera pasada.
    • Estucado de todo el suelo tapando todos los poros, juntas y grietas.
    • Acabado de orillas con pulidora manual dotada de diamante y agua.

Para que no haya diferencia entre el suelo y las orillas, dejaremos reposar entre 24 y 48 horas el fraguado del estucado, una vez transcurrido este tiempo, pasaremos las siguientes pasadas para dejar el suelo totalmente plano y, dependiendo del acabado que queramos dar, lo dejaremos con un grano u otro. Siempre que hacemos este procedimiento, dejamos el suelo con brillo natural como recién salido de fábrica.

 

  1. Diamantado de suelos:

    se aplica sobre suelos nuevos o antiguos  con la finalidad de otorgarles un brillo natural, acabado satinado y sobre todo, lo utilizamos para alisar el suelo tapando totalmente los poros, dejando la superficie extremadamente fina para su posterior cristalización. De este modo, el suelo toma un efecto espejo que perdura más tiempo que el cristalizado . Su aplicación debe hacerse siempre sobre suelos previamente desembastados o poco desnivelados. Este proceso, que para lograrlo está dotado de diamantes de granos de carburo de silicio (granulación de 30 hasta 6500), siempre se hará con pulidora satélite con sus respectivos diamantes según cada tipo de suelo.

 

  1. Cristalizado de suelos:

    se realiza principalmente en suelos calcáreos, como el mármol  y terrazo con el objetivo de reducir la porosidad de la superficie y dar una mayor protección y brillo.

Se realiza con maquinaria de tipo rotativa en la que pondremos lana de acero junto con un producto que conseguirá la cristalización de las sales y el esperado endurecimiento de la superficie.

El mantenimiento de un suelo cristalizado resulta mínimo y sólo requiere de tradicional mopa, una escoba o un aspirador para el polvo. Se friega con agua y una pequeña cantidad de detergente neutro.